Los antibióticos son medicamentos que sirven para combatir infecciones bacterianas. Pero para que sean efectivos, debe tomarse la cantidad necesaria, de forma consecuente y por un tiempo determinado. Luego ha de realizarse el tratamiento o procedimiento que permita acabar con el motivo de la infección. Si no lo hacemos siguiendo estas normas lo más seguro es que las bacterias muten y se fortalezcan o “hagan resistencia” al antibiótico. Como consecuencia, cada vez surtirá menos efecto hasta llegar al punto que no sintamos ninguna mejoría al tomarlo. Cuando se tiene un dolor de muela, quiere decir que las bacterias de la caries han llegado hasta la parte viva del diente creando una infección. Usualmente los odontólogos recetamos un antibiótico para controlar la infección y el dolor, para luego poder tomar la medida más indicada según sea el caso, bien sea extraer el diente o salvarlo haciendo una endodoncia (“matando el nervio” del mismo). El tema es que si ya has tenido varios episodios de dolor de dientes y has tomado antibiótico en repetidas ocasiones (incluso por una simple gripe) sin ir al médico u odontólogo para identificar y eliminar la causa del mismo, estás garantizando que cada vez el dolor sea más fuerte, duradero y difícil de eliminar. Y el médico u odontólogo tendrá que recetarte otro antibiótico que no hayas tomado nunca para intentar controlarlo nuevamente… pero mientras… el dolor avanzará. Así que si tienes dolor de muelas NUNCA TOMES UN ANTIBIÓTICO sin haber ido al odontólogo. Aunque en un principio sientas una mejoría en el dolor, puedes estar seguro que el dolor volverá hasta que la causa del mismo sea eliminada definitivamente con algún procedimiento. Los dolores de dientes JAMAS se curan solos.
