Los dientes tienen 3 partes de afuera hacia adentro, que son: el esmalte, la dentina y la pulpa. El color de los dientes viene dado por la dentina que es la estructura que está justo debajo del esmalte (que es translúcido) y ésta es de color amarillento por naturaleza. En primer lugar es normal que los dientes vayan adquiriendo este color natural con la edad, ya que su espesor va aumentando con los años. Por otra parte, el esmalte de los dientes tiene muchos poros y a través de ellos pueden traspasarse restos orgánicos de alimentos y bebidas que a la larga pueden pigmentarlo si no mantenemos una buena higiene dental. Así mismo ocurre con el humo del cigarrillo (tabaco), pues la nicotina y alquitrán manchan los dientes. Todo lo que ingieras, sea líquido o sólido, si tiene una tonalidad intensa, podrá oscurecer tus dientes. Todo dependerá de la frecuencia con que lo consumas y si luego te cepillas o no. Con el tiempo lo que se vaya absorbiendo se irá acumulando en tus dientes y se te oscurecerán cada vez más. Para que tengas un ejemplo, algunas de las bebidas y/o alimentos que pueden lograr este efecto son: el café, el vino (tinto o blanco), té (infusiones en general), salsa de soya, refresco de cola, vinagre balsámico, curry, bayas, aguacate, brócoli, chocolate negro, tomate, remolacha, entre otros. Por supuesto, todo en exceso es malo. Así que, el secreto está en cepillarse los dientes luego de ingerir toda bebida o alimento que tenga color muy intenso y no dejar que se acumule su efecto con el tiempo. Claro que todo tiene una solución. Si ya sientes que están muy oscuros y quieres volverlos blancos, deberías acudir a tu odontólogo para que te haga una buena limpieza dental y luego te realice un blanqueamiento. A veces podrán ser necesarias varias sesiones, pero finalmente alcanzarás el resultado deseado.
