La caries se produce porque las bacterias que se encuentran normalmente en la boca transforman en ácido todos los alimentos (especialmente los azúcares y almidones) que ingerimos. Las bacterias, el ácido, los pedazos de comida y la saliva se combinan en la boca para formar una sustancia pegajosa llamada placa, que se pega a los dientes y comienza a acumularse en los dientes al cabo de 20 minutos después de comer. Si ésta no se quita y no tenemos una buena higiene bucal, comenzará a formarse la caries (orificios negros), pues los ácidos en la placa dañarán el esmalte que cubre los dientes desmineralizándolos y debilitándolos. Con el tiempo estos orificios pueden ir creciendo comiéndose el diente hasta llegar al nervio del mismo y producir dolor. Si la caries no ha llegado al nervio se puede solucionar rápidamente con un empaste. El odontólogo eliminará todo lo “negro” o caries (agente infeccioso y tejido afectado) y finalmente colocará un empaste o restauración que si está bien colocado debería durar muchos años en el diente. Este empaste es del color del diente, muy resistente y el odontólogo lo colocará respetando la anatomía dentaria para que sea totalmente imperceptible a la vista. En caso de caries muy avanzada no se podrá colocar un empaste solo, sino que habrá que reforzar el diente con una funda de acuerdo al caso. Es importante mantener una buena higiene bucal, pues con ella eliminamos los restos de alimentos, la placa y la posibilidad de que las bacterias que producen la caries, pasen de un diente a otro y de una persona a otra a través de la saliva. Otros síntomas que pueden aparecer cuando tienes una caries, además de su color característico negro y forma de orificio en la superficie del esmalte del diente, son: dolor en los dientes que muchas veces se inicia comiendo algo dulce, muy caliente o frío; un sabor bucal desagradable y mal aliento (halitosis) y si se deja pasar, puede producirse un flemón. Debemos recordar que las caries no se curan solas y el daño que producen en el esmalte es irreversible. Por el contrario aumenta cada día de forma silenciosa. El mejor momento para eliminarlas es cuando no se siente dolor, pues todo el procedimiento es mucho más económico y menos molesto para el paciente. Además deberíamos realizar una correcta higiene bucal al menos 2 minutos después de cada comida, cepillando dientes y lengua y usando la seda dental y mantener una dieta equilibrada. También se pueden masticar chicles sin azúcar y eso favorecerá la salivación (protección natural contra la caries) y que tus dientes se mantengan limpios. Si padeces alguna enfermedad que te ocasione reflujo estomacal o vómitos ir a tu médico para controlarla lo antes posible. Visitar a tu odontólogo al menos una vez al año para verificar que todo esté bien y así evitar cualquier indicio de caries o cualquier otra enfermedad bucal. Recuerda que si es posible tener una boca sana y 100% libre de caries. ¡Tú puedes lograrlo!
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